Hora Intermedia

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

HIMNO

El trabajo nos urge,
nos concentra y astilla. 
Poco a poco, la muerte 
nos hiere y purifica.

Señor del universo, 
con el hombre te alías.
En nuestra actividad, 
tu fuerza cómo vibra.

Señor de los minutos, 
intensa compañía.
Gracias por los instantes
que lo eterno nos hilan.

Gracias por esta pausa
contigo en la fatiga.
Contigo hay alegría. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. José y María, la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía de él.

Salmo 118, 17-24
III (Ghimel)

Haz bien a tu siervo: viviré
y cumpliré tus palabras;
ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu voluntad; 
soy un forastero en la tierra:
no me ocultes tus promesas.

Mi alma se consume, deseando
continuamente tus mandamientos;
reprendes a los soberbios, 
malditos los que se apartan de tus mandatos.

Aleja de mí las afrentas y el desprecio,
porque observo tus preceptos;

aunque los nobles se sienten a murmurar de mí,
tu siervo medita tus leyes;

tus preceptos son mi delicia,
tus decretos son mis consejeros.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. José y María, la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía de él.

Ant. 2. María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.Salmo 24 

ORACIÓN POR TODA CLASE DE NECESIDADES
La esperanza no defrauda (Rom 5, 5).
I

A ti, Señor, levanto mi alma;
Dios mío, en ti confío, 
no quede yo defraudado,
que no triunfen de mí mis enemigos;
pues los que esperan en ti no quedan defraudados,
mientras que el fracaso malogra a los traidores.

Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador,
y todo el día te estoy esperando.

Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas; 
no te acuerdes de los pecados
ni de las maldades de mi juventud; 
acuérdate de mí con misericordia, 
por tu bondad, Señor.

El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores; 
hace caminar a los humildes con rectitud, 
enseña su camino a los humildes.

Las sendas del Señor son misericordia y lealtad 
para los que guardan su alianza y sus mandatos. 
Por el honor de tu nombre, Señor,
perdona mis culpas, que son muchas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Ant. 3. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos.

II

¿Hay alguien que tema al Señor? 
Él le enseñará el camino escogido: 
su alma vivirá feliz,
su descendencia poseerá la tierra.

El Señor se confía con sus fieles 
y les da a conocer su alianza.
Tengo los ojos puestos en el Señor, 
porque él saca mis pies de la red.

Mírame, oh Dios, y ten piedad de mí, 
que estoy solo y afligido. 
Ensancha mi corazón oprimido 
y sácame de mis tribulaciones.

Mira mis trabajos y mis penas
y perdona todos mis pecados; 
mira cuántos son mis enemigos, 
que me detestan con odio cruel.

Guarda mi vida y líbrame,
no quede yo defraudado de haber acudido a ti.
La inocencia y la rectitud me protegerán, 
porque espero en ti.

Salva, oh Dios, a Israel
de todos sus peligros.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos.

TERCIA

LECTURA BREVE 1Tm 1, 15
 
Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. 
 
V. El Señor se acordó de su misericordia. Aleluya.
R. Y de su fidelidad en favor de la casa de Israel. Aleluya.

ORACIÓN 

Concede, Señor, a tu pueblo perseverancia y firmeza en la fe, y a cuantos confiesan que tu Hijo, Dios de gloria eterna como tú, nació de Madre Virgen con cuerpo como el nuestro, líbralos de los males de esta vida y ayúdales a alcanzar las alegrías eternas. Por nuestro Señor Jesucristo. 

SEXTA

LECTURA BREVE Ap 21, 23-24
 
La ciudad santa de Jerusalén no necesita sol ni luna que la alumbre, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero. A su luz caminarán las naciones, y los reyes de la tierra llevarán a ella su esplendor. 
 
V. Los confines de la tierra han contemplado. Aleluya.
R. La salvación de nuestro Dios. Aleluya.

ORACIÓN 

Concede, Señor, a tu pueblo perseverancia y firmeza en la fe, y a cuantos confiesan que tu Hijo, Dios de gloria eterna como tú, nació de Madre Virgen con cuerpo como el nuestro, líbralos de los males de esta vida y ayúdales a alcanzar las alegrías eternas. Por nuestro Señor Jesucristo. 

NONA

LECTURA BREVE  1Jn 1, 5
 
Os anunciamos el mensaje que hemos oído a Jesucristo: Dios es luz sin tiniebla alguna. 
 
V. La misericordia y la fidelidad se encuentran. Aleluya.
R. La justicia y la paz se besan. Aleluya.

ORACIÓN 

Concede, Señor, a tu pueblo perseverancia y firmeza en la fe, y a cuantos confiesan que tu Hijo, Dios de gloria eterna como tú, nació de Madre Virgen con cuerpo como el nuestro, líbralos de los males de esta vida y ayúdales a alcanzar las alegrías eternas. Por nuestro Señor Jesucristo.

CONCLUSIÓN 

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.